Buscó rápidamente la reacción Osasuna al doblete de Guedes que ponía el partido muy cuesta arriba y a punto estuvo de hacerlo. Brasanac, con una fuerte presión sobre la zaga ché, marcó gol al aprovecharse de un intento de robo sobre Mamardasvilhi que, a la postre, resultó ser ilegal.
De Burgos Bengoetxea se acercó a las pantallas tras el gol de Osasuna y, con buen criterio, señaló que el jugador de Osasuna había robado el balón al meta valencianista cuando este ya tenía las dos manos sobre el mismo por lo que era falta en ataque y el golno debía subir al marcador.
De esta manera, la parroquía local entró en colera y pronto El Sadar se convirtió en una olla a presión que clamó contra el equipo arbitral al que aún le queda una media hora de trabajo en este movido Osasuna – Valencia.
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